El jueves 15 de junio le diré adiós a Frantz para siempre. Esta es una carta a mi cáncer y uno de los textos más difíciles que he escrito. Espero que te guste.
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Frantz,
Me duele el tan solo pensarte. Intentaste robarme la felicidad y lastimar a todos aquellos que me quieren. Amenazaste con quitarme mis sueños, quisiste ser tú y no la vida quien dictara cuánto tiempo tenía y casi logras terminar con mi vida. Lograste hacerte un poco fuerte porque por muchos años utilizaste una silenciosa y confusa estrategia. Pero al final, los buenos siempre ganamos. Ya te descubrí y estoy a punto de eliminarte.
Mis ganas de vivir son más fuertes que las tuyas por quitármelo todo. Sé que vas a atacarme con todas tus fuerzas, tanto física como mentalmente, y que seguiré sintiendo y viendo tus golpes el resto de mi vida. Pero mi cuerpo es más fuerte y mi alma más necia.
Me urge decirte adiós, Frantz. Quiero que se le quite lo apachurrado a mi corazón. Estoy ansiosa de que llegue el día en que pueda agradecerte en lugar de temerte.
Sí, me tienes nerviosa, triste, asustada. Sé que no me la pusiste tan difícil, que hay otros peores y que hasta debería agradecer que me hayas tocado tú porque me puedo curar y porque ME VOY A CURAR, pero no puedo evitar sentirme aterrada por tanta incertidumbre.
No quiero irme. Quiero vivir. Quiero querer, reír, gritar, llorar. Quiero sorprenderme, enojarme, casarme, tener hijos sanos. Quiero cumplir mis sueños. Quiero muchas cosas y aún debe quedarme mucho tiempo.
No te odio, pero eres alguien (algo) non-grato. Como te decía, me urge eliminarte. Me urge que llegue el día en que dejes de aterrorizarme y que cuando me digan "tienes un pseudo-nódulo en el pulmón" yo no me torture a mí misma y me imagine hasta los asistentes de mi funeral. Me urge quitarte el poco poder que tienes sobre mí.
Quiero recordarte que yo soy quien está en control. Que iré aprendiendo a ser paciente (una de mis mayores debilidades) y que me recuperaré poco a poco mientras disfruto HOY, mi presente, lo único que es real.
Frantz, también quiero hacer las paces contigo. Perdón por hacerte aparecer y tener que eliminarte tan solo dos meses después de conocerte. Pero debes entender que llegaste a invadir un espacio que no te pertenece y que es tema de vida o muerte.
Hagamos las paces y prometo nunca volver a invocarte. Después de esta segunda operación no volveremos a cruzar caminos. Déjame tus enseñanzas pero jamás vuelvas a aparecer. Prométeme que nunca más te volveré a ver en algún otro lugar. ¿Lo prometes?
Me da tranquilidad saber que eres alemán, un hombre de palabra y que te irás como dijiste, sin dejar rastro y después de la segunda operación.
Adiós, Frantz. Adiós.
HASTA NUNCA,
Majo.
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