top of page
Buscar
  • Daniela Fajardo

Hashimoto y el fantasma del Tumor "T"

Actualizado: 2 oct 2020


El Tumor T, mejor conocido el maligno solitario, apareció en mi tiroides como por arte de magia y quiso usar sus poderes para cumplir el propósito que tienen todos los cánceres del mundo: acabar con la vida humana que habitan.

El Tumor T podría pensarse como un mago de mala reputación. En ese momento no lo sabía, pero realmente no era tan fuerte o poderoso como él me hizo creer. El mayor truco del Tumor T fue jugar con mi mente y hacerme creer que iba a causar más daño del que realmente podía.

Tampoco sabía esto, pero antes de que apareciera el Tumor T, en mi cuerpo ya habitaba Hashimoto, el síndrome de la tiroides que puede provocar aumento de peso, depresión, fatiga... ¡Vaya fiesta que se estaba armando en mi cuerpo con puros invitados no deseados!

Hashimoto y el Tumor T tenían personalidades muy diferentes y por esta razón, no tardó en haber un choque de poderes. Por un lado, Hashimoto sólo quería un lugar donde vivir y no le molestaba compartir el espacio conmigo (aunque jamás me preguntó si estaba de acuerdo o no en tenerlo como invitado); y por el otro, el Tumor T, quería quitarme la vida.

Y aquí es cuando te das cuenta de la diferencia tan grande que puede hacer en tu vida alguien que decide ayudarte.

Aunque Hashimoto sabía que si delataba al maligno Tumor T tendría que irse junto con él, decidió ayudarme y me enseñó los planes de este malvado mago. A penas y mostró sus síntomas porque en el fondo realmente no quería irse, pero gracias a él, en una visita casual con el ginecólogo, descubrí el escondite del Tumor T.

El tumor estaba en mi cuello y tenía un diminuto tamaño. No le había dado tiempo de causar muchos estragos porque apenas estaba en la etapa inicial. Así que para evitar que sus planes se cumplieran, decidí ser yo quien terminara con él.

En este punto me di cuenta del carácter tan cobarde que tiene el cáncer de tiroides. Una vez que lo corres de tu casa, no se atreve a regresar. Una operación bastó para deshacerme del Tumor T, los doctores me quitaron la tiroides y los ganglios más cercanos, y así eliminaron para siempre todo rastro de estos inquilinos malvados.

Para mí, el fantasma del Tumor T es apenas perceptible. Han pasado casi dos años desde que libré mi batalla y algunas veces, como cuando me van a hacer un estudio, el fantasma del Tumor T aparece. Sin embargo, he aprendido a no permitirle asustarme. Cuando lo veo, le doy espalda y la preocupación que me causa se va. Es fácil ignorarlo cuando sabes que, aunque grite, será imposible escucharlo porque ya no tiene voz, le cortamos la garganta.

Hoy, su fantasma no me asusta y le hago frente con confianza y con orgullo porque sé que le quité al Tumor T sus poderes y que nunca podrá regresar. Se quedará para siempre en el limbo de los cánceres dando vueltas nada más.

El mundo del cáncer me mandó al contrincante más fácil de vencer y me siento aliviada de saber que el mago solitario no tuvo amigos y que ningún otro órgano cayó en sus trucos de magia. Aunque Hashimoto se fue con el Tumor T y no lo extraño, le agradezco por decirme que algo no estaba bien.

A los 23 años confirmé que en la vida no todo es blanco o negro, bueno o malo y que no debemos juzgar a nadie por su apariencia. En la historia más oscura puede haber un poco de luz y también, en el peor escenario te puede tocar el mejor panorama.

Soy una persona fuerte, más poderosa que cualquier cáncer y aunque tenga que tomar pastillas mágicas para sustituir la función de mi tiroides, estoy decidida a no dejar que los fantasmas me asusten.

Dany.

***

Pd. Si quieres conocer más de la historia de Dany, lee "Una 'bolita' en la tiroides" y síguela en redes sociales como @dannyf24.

Pd2. Lee "El fantasma de Frantz" para otra historia de miedo.

bottom of page